El abrazo de Apolo | Rapsodia I :: Escena 1 - Para leer on line~
Para seguir de celebración por este próximo segundo aniversario, os traigo en exclusiva la escena primera de El abrazo de Apolo. Desde hoy hasta el mismo día de su lanzamiento (el próximo 30 de diciembre), os voy a dejar en mi blog las primeras escenas de la Rapsodia I para que vayáis haciendo boca ;)
Os recuerdo que ya podéis reservar una copia de la novela en Amazon por sólo 3 euros, un precio que a partir del mismo día 30 subiré. Así que aprovechad el descuento antes de que sea más tarde :P
¿Y qué vais a encontrar en la novela?
- De nuevo el mapa de la antigua Grecia con las localizaciones más importantes que aparecen, incluidas las mitológicas como Troya.
- Glosario de personajes actualizado para este segundo volumen.
- Más de 440 páginas repletas de drama, batallas, traiciones, sangre, confesiones secretas, y naturalmente con el toque homoerótico en sus escenas más íntimas♥
- ¡Un epílogo inolvidable!
- Y mucho más que habéis de descubrir :>
Poco a poco se va completando el círculo que empecé hace ya más de dos años, aunque aún falta la guinda final que sólo aquéllxs quienes lean las dos partes de El discípulo que ama su maestro la descubrirán jijiji
Espero vuestros comentarios! Sobre todo porque ya podéis hacerlo con vuestra cuenta de Facebook :P
Favor de compartir la entrada en vuestras redes sociales favoritas si os gusta: sólo os llevará un segundo. Gracias!
Para leer la Escena 1, picar donde pone Seguir leyendo AQUÍ, más abajo.
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pd: Entrada dedicada a todas aquellas personas que YA han reservado una copia de El abrazo de Apolo. ¡¡¡Muchas gracias!!!
El abrazo de Apolo - Eleanor Cielo -(c) -Eleanor Cielo
::NO COPIES. SE ORIGINAL::
RAPSODIA I - Escena 1
—¿Puedo preguntaros de dónde sois, mi señor? —interrogó mientras se lavaba las manos en la pequeña pila que había en un rincón de la estancia. —El anciano que os acompañaba…
Pero no le respondió. En lugar de ello se limitó a observar cómo el muchacho se secaba e inmediatamente después dejaba sobre la superficie del suelo la túnica que cubría su desnudez.
La habitación era algo pequeña y estaba mal iluminada, pero albergaba un camastro lo suficientemente cómodo y limpio. Aunque a veces se oían ruidos provenientes del exterior o fragmentos de conversaciones inaudibles, mantenía con creces la privacidad necesaria.
—¿Os apetece un poco de vino, quizá? —ofreció al acercarse.
—¿Qué es lo más extraño que te han pedido que hicieras?
Sus ojos recorrían el torso impúber del joven y sus manos se movían con cierta impaciencia que se reflejaba en la avidez de sus pupilas. Se acercó un poco más, balanceándose a propósito para que los genitales golpearan con fingido disimulo el pubis totalmente rasurado. Algunas gotas comenzaban a precipitarse sobre el camastro y a humedecer su superficie.
—¿Deseáis que os desvista o…?
—Ayúdame. Estoy algo cansado —dijo Nikandros sin apartar la vista.
—Vuestro cabello.
—¿Qué le sucede?
—Desearía poder desatároslo y admirar su longitud…
—No —cortó tajante.
—¿Qué os gustaría que hiciera? —esta vez se ciñó a él con delicadeza. Se acercó a sus labios y entornó los ojos pintados de negro.
—¿Qué os gustaría que hiciera? —esta vez se ciñó a él con delicadeza. Se acercó a sus labios y entornó los ojos pintados de negro.
—Chúpamela mientras te tocas. Usa tu lengua. Derrama mi esperma por todo tu cuerpo y no te niegues aunque creas que vas a partirte en dos —e hizo una pausa intencionada. —Gime cuando quieras, pero sedúceme con tus llantos de placer. Otros como tú gritaban de tal forma que en lugar de desearlos sólo consiguieron que los despachara poco después.
Sujetó los genitales del muchacho y éste dejó escapar un breve gemido.
—Sabéis muy bien lo que queréis.
—Quiero que mi polla sea todo cuanto te importe ahora mismo —le ordenó Nikandros.
—Quiero que mi polla sea todo cuanto te importe ahora mismo —le ordenó Nikandros.
A continuación, el adolescente la agarró y comenzó a frotársela contra la suya. Inmediatamente después, se resbalaban entre sacudidas y por sendos orificios un abundante líquido incoloro comenzó a pringar sus manos.
—Una vez, un hombre algo más mayor que vos quiso que me maquillara y así creer que yo era una mujer —comenzó a detallar entre espasmos. —No me gustan los higos, si sabéis a qué me refiero, —dijo el muchacho guiñando un ojo —y no sabía cómo cubrir sus expectativas.
Nikandros se abalanzó sobre la piel del joven y empezó a lamerla. La apretujaba contra sus curtidos dedos una y otra vez hasta sentirla esponjosa, maleable. Aquél lanzaría un chasquido de dolor, sus pezoncillos se tiñeron de un intenso color rojizo.
—Al principio no deseaba que me quitase la túnica, sino que me la levantara hasta dejar al descubierto mi polla engrandecida por el semen. Aún recuerdo su expresión llena de hambre, de cómo se arrojó contra ella…
Y un manto blancuzco salió despedido para estrellarse contra el abdomen. Estaba muy caliente. Acompañado de un largo quejido, el más adulto lo retiró y comenzó a frotarse la pierna en un gesto cargado de inquietud.
—¿Os encontráis bien…?
—No es nada… —pero la mueca del rostro ponía en duda sus propias palabras.
—La herida parece profunda. Aguardad, llamaré a un médico que conoce mi amo…
—No harás tal cosa, muchacho. El dolor se irá de un momento a otro.
—Tal vez desaparezca si os la chupo… —e hizo el intento por acercarse.
—Espera —expuso Nikandros al tiempo que lo detenía. —Termina de relatar aquel caso con tu antiguo cliente. Tal vez así, si me distraigo, la molestia termine.
El prostituto se tumbó frente a él. Mientras narraba cómo satisfizo semejante petición agitaba en alto las piernas y pellizcaba las uvas de un racimo generoso que acercó.
—Me tomó de la barbilla y la acarició. Luego arrancaría mi túnica con violencia. Estaba encantado por el contraste de mi rostro maquillado, el largo cabello que conseguí simular gracias a una peluca; y el de mi cuerpo varonil, erecto y mojado porque era verano. Incluso usé perfumes exclusivos para muchachas —dijo antes de darle un pequeño mordisco al fruto que sostenía entre los dedos.
—¿Te gustó transformarte? —preguntó Nikandros ligeramente interesado.
—¡Oh, no! Sólo cuando así me lo piden. La tarifa por mis servicios se incrementa cuando recibo demandas poco usuales, así que mi amo también gana más dinero. ¿Queréis que os haga algo fuera de lo habitual?
Hubo un extraño silencio poco después. Del exterior comenzó a llegar un sonido de baja intensidad que parecía provenir de alguna habitación anexa. Era como si un murmullo se prolongara en el aire para después desaparecer hasta volver a surgir. Cuando estalló, comprendieron que el muro los separaba del orgasmo ajeno.
—No es vuestra primera vez en una casa de citas, ¿verdad?
—Acércate hasta aquí —le dijo Nikandros al señalar el sexo ahora apagado. —Ni mi primera vez aquí. Pero eso no te concierne porque jamás intimo una segunda vez con el mismo prostituto. Así que esmérate y sorpréndeme. Tu amo sólo me habló maravillas de ti y aún las espero —expuso con tono distante—. Aproxímate. Así. Te voy a confesar de qué forma exijo que me des placer —indicó antes de comenzar a susurrarle en el oído.
Continuará...
pd: Perdonad el baile de los guiones largos: la configuración de la entrada, al estar justificada, me los menea para la izquierda o derecha u.u
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