Si miro hacia atrás, me sorprenden las muchas veces en las que se me ha pasado por la cabeza tirar la toalla. No es una queja, es lo que siento desde que empecé, a finales de 2012. No sé por qué me sigo emperrando en esto de escribir y, sobre todo, en creer que algún día llegaré a algún lugar que ahora desconozco. Porque al final se trata más de un reto personal que de otra cosa, el demostrarme que puedo llevar a cabo un proyecto, una idea si me lo propongo. Me siento como pez en el agua entre las 27 letras que conforman nuestro abecedario, buceo entre ellas y me reconozco en sus curvas y protuberancias. AMO mi lengua y me veo reflejada en ella, especialmente con el paso del tiempo y de los años... Por no hablar de morfologías, sintaxis, gramática y ortografías 😍 Desde que tengo un idilio con la narrativa y sus artes, el concepto de literatura ha adquirido para mí un mundo propio, complejo y casi infinito... Lo sé, estoy divagando... pero un poco no hace daño, ¿verdad?